Por Julio Ibañez
Como máximos responsables de todas y cada una de nuestros supermercados debemos de ser los primeros en saber cómo las decisiones que tomemos van a afectar tanto a nuestros clientes como a todos nuestros asociados.
Es sumamente importante que todos los que formamos parte de oficinas corporativas tengamos la suficiente agilidad para bajar a las salas de ventas de nuestros supermercados, donde todo ocurre, que podamos ver que cada una de nuestras decisiones tienen un impacto directo sobre esas salas de ventas.
Lo que a nosotros los directivos nos puede parecer una gran decisión, tomada desde una oficina, puede que no esté totalmente analizada y acabe siendo totalmente lo contrario al éxito que creímos que tendría.
Permítanme contarles una historia vivida en uno de los diferentes supermercados para los cuales he trabajado.
Decidimos desde la oficina corporativa realizar una compra y siguiente reparto entre todos nuestros supermercados de varios furgones de pastas italianas, de una marca que íbamos a introducir por primera vez en nuestra cadena. Por lo tanto, nadie la esperaba ni se había avisado tampoco previamente. Tampoco había sitio en el planograma del pasillo de ventas de las pastas para un producto nuevo.
Cuando cuestionamos al responsable de compras sobre esta inesperada novedad nos argumenta que se trata de una oportunidad comercial única, comprada en Italia y con un margen superior al resto de la media de la categoría de pastas.
Estamos ante una decisión tomada unilateralmente desde una oficina sin haberse detenido a analizar el impacto sobre la sala de ventas y no haber contemplado los efectos «colaterales» con el resto de los productos de la categoría.
Desde aquella experiencia, tomé la decisión de empezar a apostar por la multiculturalidad de empresa, que no es más que creer en la promoción interna de los asociados más valiosos de nuestros supermercados.
Así se favorece y desarrolla el sentido de responsabilidad desde los supermercados hasta las oficinas corporativas, con perfiles que conocen 100% la operación diaria.
Cuando en ciertos puestos de responsabilidad contamos con colaboradores que ya han estado viviendo el día a día de los supermercados, las decisiones suelen verse de diferente forma, mucho más analítica y próxima a la realidad. Así se toman decisiones como empresa que trabaja con un bloque totalmente unido y consciente de las dificultades y la dureza que conlleva el trabajo en los pasillos de la tienda.
Además, un buen consejo es hacer que todo el personal que toma decisiones importantes en las oficinas corporativas cumpla un mínimo de horas mensuales en nuestros supermercados, conociendo de primera mano la operación y el funcionamiento de las mismas, desde colaborar con las labores diarias de la tienda hasta recibir el feedback en vivo de nuestros clientes.
Para certificar el éxito de estas prácticas es imprescindible y necesario tener un alto liderazgo y creencia desde la dirección general de la cadena.
En definitiva, cuando hay un equipo totalmente cohesionado, desde las bases hasta la dirección de la compañía, es mucho más fácil lograr las metas que cada año nos proponemos en nuestros supermercados.